Un bohemio es una persona romántica, un soñador, un idealista,

sábado, 8 de noviembre de 2008

Berksan Sirtaki

Al Bano...La Aurora

MI PREFERIDA-Riccardo Cocciante - Margherita

UNA SENCILLA CANCIÓN DE AMOR -Tony Landa

POEMAS DEL AMOR Y EL RECUERDO

ECUERDOS (España, años setenta)

Recuerdos de aquel tiempo
perdido en el horizonte
recuerdo de telefilmes
recuerdo de uniformes
de aquella España que hoy
ni tan siquiera reconocemos;
de esta tierra baldía
que ayer fue espeso monte.

Recuerdos de aquel tiempo
en el que no sabíamos casi nada
pero lo intuíamos casi todo;
cuando éramos nosotros
los que teníamos que buscar el oro.
Y no como ahora, tiempo ingrato,
en el que todo nos llega
con sólo apretar un botón.
Hable al son de las viejas normas
mi corazón.

Recuerdos de viejos descubrimientos:
los colores en la televisión
(¡gran novedad!)
las colores de tu gesto
(¡lejana pubertad!)
las calores del verano
(azul)
y los calores del infierno
(rojo)
que nos anunciaban entonces
en aquel vetusto colegio
en forma de extraña fruta
de perdición;
y que sólo consiguió
a fuerza de tantos calores
turbar doblemente nuestros sueños
y hacernos flaquear la razón.

Recuerdos de pavimento mojado
cuando aún llovía
en las largas noches de invierno;
cuando aún maullaban los gatos
al paso de los serenos;
cuando media España aún iba de luto
llorando a sus muertos;
cuando aún había motocarros
y castañeras en sus puestos;
cuando por una peseta
aún podías comprar un sueño.

Recuerdos de ilusiones perdidas
y de amores olvidados
del despertar a la vida
y de tesoros enterrados.
Y que, como aquellas golondrinas
centinelas de los tejados
donde la hiedra empezaba a colgar,
como aquellas para las que el Norte
ya era pasado,
todo esto que evoco
son cosas que se esfumaron
y jamás, jamás volverán.

Recuerdos de un tiempo
en el que todo era como había sido
pero en el que empezamos
casi sin saberlo,
a entrar en una nueva era,
a ser modernos
aun a costa de no reconocer
aquella curtida piel de toro
que forjaron nuestros ancestros.

Todo eso recuerdo
de un tiempo pasado y perdido
de lo que en un punto fue y ha sido.
Porque aunque se guarden las imágenes
(viejas fotos descoloridas
archivos sonoros
películas de sabor añejo)
es un tiempo que se fue
es un tiempo ya muerto
es un tiempo que sólo
se puede aprehender
mediante recuerdos.

Juan Gómez Capuz

UMBERTO TOZZI TI AMO

I Santo California - Tornero

Santabarbara - Charly

FORMULA V. EN CONCIERTO

Los Diablos - Un rayo de sol

Los Pop Tops - Mamy blue

Santabárbara - Adiós amigo

DANIEL MAGAL - CARA DE GITANA

MUSICA PARA EL RECUERDO

una balada muy especial para una mujer muy especial caty

Jorge Bucay


OBSTÁCULOS
Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte
se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien.
Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo
que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis
sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que
más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo,
lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar
hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un
poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo
que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras
decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me
repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y
también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me
sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de
que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos...
Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está
hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un
gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo
escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a
un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe
con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos
obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos
los trajiste tú.

Jose Luis Perales - Un velero llamado libertad