EL ANGEL DE MI ALMA

El Ángel de mi Alma

Paty Erosa

Cansada ya, como copa vacía,
se encontraba mi alma, envejecida;
en ella, poco a poco ya crecía
el hastío silente de la vida.

Acumulando amor, que a nadie daba;
viviendo ya en una cruel rutina;
lloraba de dolor… ¡como lloraba!
como niño abandonado en una cuna.

La ilusión se encontraba agonizante,
la estaba consumiendo ya el martirio.
Se marchitaba en ella la simiente
de una vida vacía, ya en delirio.

Una noche, de mi cuerpo desprendida,
escapó de aquella vida yerta.
De mi vida, que casi desangrada,
en vez de viva, estaba mas bien muerta.

Y se marcho a explorar el horizonte
en busca de un amor con quien amarse;
Su amor acumulado, que casi agonizante
no quería morir… quería entregarse.

Y buscó en las montañas y en los mares.
En miles pueblos, en grandes capitales.
En las iglesias detrás de los altares.
En grandes ríos de límpidos caudales.

En una isla, detuvo su camino
cansada de su búsqueda infructuosa;
sin saber que allí estaba su destino,
en esa isla pequeña y primorosa.

Miró de pronto, allá, en la lejanía,
un ángel que, callado, la miraba.
Sintió que terminaba su agonía
y la vida, de nuevo, regresaba.

Era un ángel que, vestido como humano,
a ella se acercó con su sonrisa;
y le ofreció con ternura su mano
y la llevó a caminar, así, sin prisa.

Hablaba cual poeta, mirándola extasiado.
Desplegando sus alas, la tomó entre sus brazos
y con ella voló, con su cuerpo abrazado,
llevándola a la luna con caricias y besos.

Renovada mi alma, con esa nueva vida,
a mi cuerpo de nuevo ha regresado.
Ya no está seca, ya no está envejecida,
ahora tiene a ese ángel adorado.

Ese ángel eres tú, mi dulce amado.
Me devolviste mis sueños e ilusiones.
Y es por ti, que a la vida he renacido,
reavivaste en mi cuerpo las pasiones.

No está cansada ya mi alma, es alma nueva.
Y el derecho de amarte, yo reclamo.
En lo profundo de mi alma, ella te lleva;
por ti, ¡hoy vivo! mi amor… ¡porque te amo!